HOMILIA DE MONS. CARLOS BRISEÑO ARCH, OAR

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CVII ASAMBLEA PLENARIA DE LOS OBISPOS.

1.- Uno de las grandes fortalezas que tiene la Iglesia católica es el principio de comunión. Uno puede ir a cualquier parte del mundo, incluso sin entender la lengua y vivir la Eucaristía, siguiendo la Eucaristía en la propia lengua o bien irse a vivir a otro país y ser acogida por la Iglesia católica de aquel país. Por la unión que tenemos todas las Iglesias con el Papa.

2,- Sin embargo, cuando hablamos del ejercicio que realizamos en nuestras  comunidades eclesiales en concreto.Este sentido de comunidad, sobretodo en la ciudades, lo vamos perdiendo de forma alarmante. Caricaturizando la situación, para verla con más realismo. Nuestras comunidades de fe, distan mucho de las primeras comunidades cristianas, se van convirtiendo más en un centro de servicios, como un Oxxo donde la gente va a lo que va y apenas tiene contacto con los miembros de la comunidad.

Se celebra una misa y no dejamos tiempo para que el sacerdote salude  a la gente y mucho menos que conviva en fraternidad, más bien se urge que salga pronto porque va iniciar la siguiente misa y el sacerdote se tiene que ir a celebrar otras misas.

Hemos desaparecido el ágape fraterno en nuestras comunidades, donde incluso se detectaba y se ayudaba a los más pobres.

3.- Esto hace que en nuestras comunidades no haya una verdadera cohesión afectiva y por lo tanto efectiva.

Muchos católicos en las grandes ciudades donde tienen más oportunidad que en pueblos, van  buscando de una forma inconsciente una comunidad que los acoja, y cuando así es, aunque tengan que ir al otro lado de la ciudad lo hacen.

4.- Si hiciéramos una encuesta al mundo y preguntando ¿que deseamos todos los hombres si la unidad, la fraternidad y la solidaridad o el individualismo, el egoísmo?. Seguramente que todos optaríamos por lo primero frente a lo segundo.

La humanidad desea por naturaleza  la unidad, la fraternidad, solidaridad. Sin embargo, si nosotros observamos al mundo y nuestra realidad personal, podríamos contemplar como el mundo, y cada uno de nosotros tendemos al egoísmo y al individualismo, más que a la comunión y a la fraternidad.

5.- Nicodemo un hombre sabio para las categorías del mundo y sobretodo del mundo religioso, en esos tiempos ve algo especial en Jesús. Pero no acaba de entenderlo. Se encuentra en esta contradicción.Por eso Jesús le invita a nacer de nuevo. Desvestirse del hombre viejo para vestirse del hombre nuevo, para poder entrar en la dinámica de Dios.

Pero seguramente Nicodemo encerrado en su racionalismo y lógica humana le cuesta mucho trascender y verlo como Hijo de Dios. Su cerrazón no solo se da en él, sino también en nosotros, cuando nos cerramos a esa experiencia del resucitado.

6.- Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor. Está claro que no se trataba sólo de un testimonio verbal, sino de todo un estilo de vida.

Pero la pregunta es cómo puedo hacer para que podamos salir de nuestros propios egoísmo. No basta  que yo me empeñe a hacerlo desde mi voluntad.

Es importante la fuerza que da la presencia de Cristo Resucitado entre nosotros. Que se hizo pobre para con nosotros, para que nosotros nos hiciéramos ricos con su pobreza

Por eso es necesario que estemos continuamente profundizando en esa experiencia de Dios ; es decir, en nuestro kerigma, como invita el Papa Francisco, en la reciente exhortación apostólica, solo desde aquí podremos construir una verdadera fraternidad.

Estos días con espíritu agradecido estamos celebrando los 500 años de la llegada del evangelio a nuestro continente.

Y deberíamos preguntarnos si verdaderamente estamos tomando esa estafeta de la evangelización que nos dejaron esos primeros misioneros trayendo a ese Cristo vivo a nuestras tierras.

Ya en Aparecida se nos decía que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o por una idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y por ello una orientación decisiva (DA. 243).

Y ayer recordábamos como principio básico de PGP IMPULSAR UN ENCUENTRO CON JESUCRISTO REDENTOR

Cuando queremos construir fraternidad sin vivir una verdadera experiencia con Cristo Resucitado. Acabamos viviendo una fraternidad basada en principios de la carne.

Por eso hoy en la primera lectura se nos habla que tenían una sola alma y un sólo corazón dirigidos hacia Dios. Él, como fuente y como el que da sentido a la comunidad.

La verdadera comunidad de obispos, de religiosos, de diócesis,de familia solo se puede dar en torno a Cristo resucitado. Por eso la familia que reza unida entorno a Cristo Resucitado, permanece unida. Y las diferencias en ves de dividirnos nos complementan.

Es un trabajo qué hay que hacer todos los días en nuestro encuentro con Dios y con nuestros hermanos.

7.- Hoy el Señor como todos los días nos invita a nacer de nuevo, para poder vivir con una sola alma y un solo corazón, dirigidos hacia Dios. Iniciemos este segundo día de trabajo haciendo vida esta luz que trasmite hoy Cristo, y pidamos al Señor  descubrirlo cada día para podernos recrear  y mantener vivo el ideal de la primitiva comunidad cristiana.

CEM 2019