SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
La Iglesia es el cuerpo (verdadero) de Cristo, formando con él lo que san Agustín llama el “totus Christus”, el Cristo total, cabeza y miembros. Y la eucaristía no solo es el signo mejor, más expresivo, de esta unión, sino también el momento en que más se refuerza y se realiza, el momento culminante de máxima identificación entre la comunidad y su Señor.
Para san Agustín, la eucaristía está ordenada a construir el cuerpo eclesial de Cristo y es su mejor símbolo. Para él, en el altar está todo Cristo, él y la Iglesia. La comunidad está también presente sobre el altar:
Vosotros formáis el cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro con una función peculiar (1Co 12, 27)
“Ese pan que veis en el altar, santificado por la palabra de Dios, es el cuerpo de Cristo. Lo que contiene ese cáliz, santificado por la palabra de Dios, es la sangre de Cristo. En esta forma quiso Nuestro Señor Jesucristo dejarnos su cuerpo y sangre, que derramó por nosotros, en remisión de nuestros pecador” (Sermón 227: cf. Solano, II, 204).
“CORPUS CHRISTI”
La fiesta del <<Corpus Christi>>, o <<Corpus Domini>>, se introdujo en Occidente en el siglo XIII. Se interpreta como efecto de la creciente importancia que la adoración a la Eucaristía iba teniendo en la Iglesia, en relación a lo que hasta entonces había sido clave fundamental: la celebración y la comunión.
El Corpus se celebró por primera vez el 1246 en Lieja, Bélgica. Al cabo de poco tiempo el papa Urbano IV(1246) extendió la fiesta a toda la Iglesia, y a lo largo del siglo XIV se fue convirtiendo rápidamente en una de las fiestas más apreciada por el pueblo cristiano, incluida la procesión con el Santísimo por las calles de las ciudades. Esta procesión fue admitida en verosimilitud a santo Tomás de Aquino. Sobre todo la hermosa secuencia <<Lauda Sion>>, que es un verdadero tratado de teología eucarística.
<<Entre las procesiones eucarísticas adquiere especial importancia y significado en la vida pastoral de la parroquia o de la ciudad la que suele celebrarse todos los años en la Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, o en algún otro días más oportuno, cercano a esta solemnidad>>.
Fuentes: Libro de la Eucaristía y el Vocabulario Básico de liturgia
Por: José Aldazábal