FIESTA DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

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Evangelio de Lucas 1, 39-56

15 de agosto del 2020

Queridos hermanos.

Hoy es un día de alegría, porque celebramos la victoria y recordamos en primer lugar la victoria de Cristo, que Cristo con su Ascensión a los cielos nos ha abierto las puertas del cielo.

En segundo lugar, la Asunción de Nuestra Madre a los cielos, la primera criatura que es elevada a los cielos a gozar aquello que nos ha prometido Dios, que ni el ojo vio ni el oído oyó lo que Dios nos tiene preparado.

María fue la primera criatura, ¿por qué? Porque fue la esclava del Señor, la que obró según la Palabra de Dios, porque fue obediente, porque fue la que siguió las huellas de Cristo, por eso, todos le llamaran Bienaventurada.

Nosotros estamos, y esta es la tercera parte, estamos llamado a imitar a Nuestra Madre, agradecerle a Dios que nos haya abierto las puertas del reino, pero también, a ver en Nuestra Madre aquel ejemplo de humildad con la que la hizo grande Dios.

Dios quiere que sigamos las huellas de María, que seamos esclavos del Señor, que obedezcamos al Señor, que se cumpla en nosotros la voluntad de Dios, como en María, para que también nosotros seamos bienaventurados.

Por eso, celebramos a María, porque de alguna manera, si Dios nos abre las puertas del cielo, María nos muestra el camino hacia Dios.

Al ver a María y contemplar su vida, para nosotros tiene que ser una invitación a seguir sus huellas, pidámosle a la Inmaculada Virgen María que interceda por nosotros, que nos ilumine y que abra las puertas del reino de los cielos a todos nuestros hermanos que han muerto. Y también a nosotros para que nos prepare, imitémosla  para poder caminar hacia el cielo, nuestra patria definitiva.

Que así sea.