La Iglesia Católica cada año celebra el día del migrante y refugiado desde el año 1914 el último domingo de septiembre, este año el Papa Francisco propone la línea de reflexión: “Hacia un nosotros cada vez más grande”. Ya en su Carta Encíclica Fratelli Tutti expresa su preocupación por la crisis sanitaria que se vive en la actualidad y del egoísmo y la fiebre consumista en la que puede caer en los peores casos el hombre. (cfr. Fratelli Tutti n. 35). También el Santo Padre expresa su deseo por buscar un horizonte claro para nuestro camino común en este mundo.
En el mensaje que el Papa hace para esta jornada se destaca:
“todos estamos en la misma barca y estamos llamados a comprometernos para que no haya más muros que nos separen, que no haya más otros, sino sólo un nosotros, grande como toda la humanidad. Por eso, aprovecho la ocasión de esta Jornada para hacer un doble llamamiento a caminar juntos hacia un nosotros cada vez más grande, dirigiéndome ante todo a los fieles católicos y luego a todos los hombres y mujeres del mundo”.
(Roma, San Juan de Letrán, 3 de mayo de 2021, Fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago.)
Nuestra diócesis de Veracruz es testigo de los muros que cada día se van forjando en nuestras naciones, pues dentro de la Pastoral de la Movilidad Humana a través del Albergue Decanal Guadalupano en la ciudad de Tierra Blanca, Ver. palpamos eso diariamente con los hermanos que pasan en busca de una nación que les depare un futuro mejor. No obstante, vemos el “nosotros cada vez más grande” en el apoyo de muchos fieles por el sostenimiento y ayuda voluntaria de este albergue.
En lo que va del año han pasado alrededor de 6,000 personas de diez naciones distintas: hondureños, guatemaltecos, salvadoreños, nicaragüenses, haitianos, cubanos, beliceños, venezolanos, brasileños y africanos. En algunos casos, mexicanos. De entre ellos la mayor parte son varones hablando de un 90%, un 7% mujeres y un 3% de menores. A ellos se les ha ofrecido alimentación: desayuno y comida, servicio sanitario, primeros auxilios y asesoría legal, anteriormente se les daba hospedaje, pero debido a la pandemia del Covid-19 este servicio ha quedado descartado.
La misión del albergue guadalupano ha sido ofrecer ayuda humanitaria y acompañar en la protección de los derechos humanos especialmente a los migrantes más vulnerables, se incide en políticas públicas en temas de migración y suscitamos la solidaridad de la población local y de las autoridades municipales y responsables de salud.
Hoy una vez más nos comprometemos a hacer: “una Iglesia más católica” ya que renovamos nuestro compromiso por ser cada vez más fieles en el compromiso que Jesús encomendó a sus apóstoles (Mt 10,7-8). Y buscamos: “Un mundo cada vez más inclusivo” pues comprendemos que estamos llamados a caminar juntos hacia un nosotros cada vez más grande, a recomponer la familia humana, para construir juntos nuestro futuro de justicia y de paz, asegurando que nadie quede excluido.
Finalmente, agradecemos a nuestro obispo don Carlos Briseño Arch, a los presbíteros del decanato de Guadalupe y a los laicos que han contribuido en esta misión en la cual el Papa Francisco nos exhorta a caminar.
Por el: Seminarista Oswald Alpides Granados.