NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES

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Hoy la Iglesia Católica conmemora a Nuestra Señora de los Dolores.

La virgen Madre que padece con la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Ella lo acompaña y se une a él para la redención del género humano.

Esta devoción también es conocida como la Virgen de la Amargura, la Virgen de la Piedad o como la Dolorosa, que se remonta incluso hasta los orígenes de la Iglesia, aunque la advocación de Nuestra Señora de los Dolores, Mater Dolorosa, cobra forma e impulso recién a finales del siglo XI, esto es por el año 1239, en la diócesis de Florencia, por los servitas (Orden de frailes Siervos de María) fueron los primeros en destinar un día especial para conmemorar a la Virgen en su sufrimiento, hasta el punto de que en 1668 se les permitió celebrar la Misa votiva de los Siete Dolores de María. En 1692, el Papa Inocencio XII autorizó la celebración de los Siete Dolores de la Santísima Virgen el tercer domingo de septiembre.

En 1814, el Papa Pío VII extendió esta fiesta litúrgica a toda la Iglesia, incluyéndola en el calendario romano. Finalmente, en 1913 el Papa Pío X fijó la fecha definitiva en el 15 de septiembre, justo después de la celebración de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre), cambiando el nombre de la Memoria: de los “Siete Dolores” a “Nuestra Señora de los Dolores”.

 

Meditemos en los dolores de la Virgen

Primer dolor: la profecía de Simeón.

Segundo dolor: la huida a Egipto.

Tercer dolor: Jesús perdido en el Templo.

Cuarto dolor: María encuentra a su Hijo camino del Calvario.

Quinto dolor: Jesús muere en la Cruz.

Sexto dolor: Jesús es bajado de la Cruz y entregado a su Madre.

Séptimo dolor: dan sepultura al cuerpo de Jesús.