MIÉRCOLES DE CENIZA 2024

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Todavía es tiempo, dice el Señor a través del profeta Joel.

 

<<Todavía es tiempo, vuélvanse a mí de todo corazón>>

Todavía es tiempo, así empezamos este miércoles de ceniza, este tiempo de Cuaresma, así como los 40 días que estuvo nuestro Señor Jesucristo en el desierto, en ayuno y oración, así como el pueblo de Israel que estuvo 40 años por el desierto; así nosotros tenemos estos 40 días de preparación para la Pascua, para la resurrección.

Todavía es tiempo, dice el Señor, y es un tiempo propicio, mientras se tiene vida se tiene el tiempo. Si hay algo valioso que tenemos, es el tiempo, y el tiempo no hay que echarlo a perder, hay que invertirlo.

¿En qué lo vas invertir, en qué estas invirtiendo tu tiempo?, ¿qué estás haciendo con el tiempo que Dios te regala? Lo estas echando a perder, porque hay que aprovechar el tiempo.

¿Y para qué vas a provechar el tiempo?

Fíjense lo que dice el apóstol Pablo: como colaboradores que somos de Dios los exhortamos a no echar su gracia en saco roto, porque el Señor dice: <<en el tiempo favorable te escuché, en el día de la salvación te socorrí>>.

Pues bien, ahora es el tiempo favorable, es el tiempo de la salvación, no pienses que ya vendrá otro miércoles de ceniza, ya vendrá otra Cuaresma; mañana voy a empezar algunas prácticas, mañana voy a cambiar, no.

El tiempo, dice la Palabra de Dios, ahora es el tiempo favorable, es el día de la salvación, porque Dios quiere nuestra salvación y hay que trabajar por esa salvación, porque el tiempo se nos va, las oportunidades se nos van y esta gracia que Dios nos quiere regalar, esta gracia que Dios quiere derramar sobre nosotros no podemos echarla en saco roto o al olvido, es ese llamado que Dios nos está haciendo a la conversión, al reconsiderar la vida, porque si hay algo que nos recuerda este miércoles de ceniza, es decir, la ceniza es siempre que termina algo, empieza algo nuevo, así como se transformó y llegó a ser ceniza, así tenemos la esperanza de que esta ceniza nos recuerda de que puede y va a empezar algo nuevo, algo nuevo desde Dios, algo nuevo desde la esperanza y la confianza en Él.

Hay que dar ese paso hacia la salvación, hacia la conversión, hacia el arrepentimiento, hay que volver por el buen camino; si es que he tomado veredas o caminos que me han alejado de Dios o que me están alejando de Dios; si es que he tomado camino o veredas que me están alejando de la familia, de mis hijos, de mi esposa, de mi esposo; si es que he tomado veredas que me están alejando hasta de tener una buena salud espiritual, una buena salud física ¿me he estado cuidando, he tomado caminos equivocados que me están llevando a una aridez espiritual, me están llevando a la indiferencia con los demás, me están llevando a esa tibieza?

Hoy es el llamado, todavía es tiempo, no te dejes morir, porque abandonarse es dejarse morir, morir espiritualmente, porque si te estas dejando morir espiritualmente, dentro algunos días te sentirás angustiado, te sentirás vacío, con miedos, con temores, con depresiones, que la vida no tiene sentido.

Todavía es tiempo, de volver a ese camino que nos lleva a Dios y que le da sentido a toda nuestra vida. Ese tiempo es hoy, ese llamado que Dios nos hace, es hoy, es esa conversión, ese retomar el camino.

Y algunas prácticas que nos pueden ayudar en este tiempo de Cuaresma como lo señala hoy el Señor a través del Evangelio, son prácticas, que lo más importante no es el ayuno, no es la oración, si lo es, ni tampoco es las obras de caridad sin sentido, pero si tú haces oración, si tú ayunas, si tú haces obras de caridad con sentido adecuado, entonces si tiene valor e importancia.

¿A dónde nos debe llevar esas prácticas del tiempo de Cuaresma? A la conversión.

Nos ayudan, el ayunar, el hacer oración, el hacer obras de caridad bien hechas, nos llevan a tomar el camino adecuado. Y es lo que nos está diciendo el Evangelio: de nada sirve que ayunes poniendo cara triste para que te vean o haces oración para que los demás te vean y te aplaudan o para buscar un auto-crecimiento, autoconocimiento y no buscar realmente la transformación desde Dios. De nada sirve hacer obras de caridad mostrando la mano izquierda a la derecha para que te vean. Ese no es el sentido, si haces ayuno para sentirte estéticamente bien, ese no es el sentido, el sentido verdadero de estas obras de caridad es que nos lleven a una auténtica conversión, si es que me he estado alejando de Dios, acercarme a Él, si es que me he estado alejando de los demás, si los he estado humillando, ofendiendo, si he despreciado a los demás, no he valorado a mi familia, a mi comunidad, es entonces volver, es la conversión. Si es que he hecho cosas o no he hecho obras de caridad porque me he vuelto egoísta, soberbio, pues, una obra de estas prácticas auténticas me lleva por el camino de la conversión, a no perder el espíritu verdadero de estas prácticas de la Cuaresma.

Es el llamado que Dios nos hace y ahora es el tiempo, ayudémonos para recobrar el sentido de estas prácticas del ayuno, de la oración y de la penitencia, entre otras prácticas que hay en este tiempo de cuaresma. Lo importante es darle sentido, el sentido adecuado, de nada sirve que yo venga a ponerme hoy ceniza, si espero algo mágico, que la ceniza sea la que me cambie, el cambio empieza por el corazón.

Si hoy vienes con un corazón dispuesto ante Dios doblegado, humillado y a decirle a Dios: ¡Aquí estoy, haz conmigo lo que quieras! Dios nunca va hacer nada malo.

Pero si solo vienes a recibir la ceniza como algo mágico, no tiene sentido, recíbela, pero con el propósito de cambiar en esta vida, de tratar mejor a los demás, de tener un mejor carácter, de orar un poco más, de acercarse más a Dios, de valorarte y de amarte más, porque eso ayuda, precisamente, el ayuno.

Yo no sé la gracia de que esta no sea una Cuaresma más, sino que sea la cuaresma que ha marcado mi vida para encaminarme hacia Dios, para valorar a los demás y para hacer aquellas obras de caridad auténticas que Dios espera que yo haga.

Dios nos conceda la gracia de poder llegar a la Semana Santa listos para resucitar en plenitud en la Pascua.