ÁNGELES.

Spread the love


La Palabra <<ángel>> significa enviado, mensajero.

Aunque parece evidente que ha disminuido estos últimos años el aprecio y el culto a los ángeles, lo cierto es que tanto la Biblia como la liturgia hablan mucho  de ellos y les atribuyen un papel significativo en nuestra vida de fe. No es tanto nuestra iniciativa o nuestro interés, sino la revelación bíblica la que nos habla de ellos.

Desde el Génesis (3, 24: los querubines a la puerta del paraíso) hasta el Apocalipsis (5, 11: los ángeles que cantan alabanzas al Vencedor y a Dios), pasando por los ángeles que anuncian la resurrección de Cristo, la Historia de Salvación nos manifiesta la presencia continuada de estos seres misteriosos, espíritus puros, que no sabemos definir. La Biblia no se preocupa de revelarnos su esencia, sino que los presenta en su actuación: los ángeles adoran a Dios, actúan de mensajeros de su voluntad, ayudan y protegen a los hombres, caminan delante del pueblo elegido y le protegen.

Ellos son los que anuncian a María, a José y a los pastores el nacimiento del Hijo de Dios, los que asisten a Cristo después de las tentaciones del desierto o en la agonía del huerto, los que dan testimonio del sepulcro vacío y orientan a los discípulos después de la Ascensión… Jesús afirma que los ángeles de los <<pequeños>> están continuamente en la presencia del Padre (Mt. 18, 10). En la parábola del rico Epulón se nos dice que <<cuando murió el pobre Lázaro, fue llevado por los ángeles al seno de Abrahm>> (Lc. 16, 22). Un ángel libera a Pedro de la cárcel rompiendo sus cadenas y le conduce hasta la comunidad (Hch 12, 7).  En el Apocalipsis, junto a los seres vivientes y los ancianos y la multitud de los salvados, los ángeles aparecen en una actitud guerrera de lucha contra el maligno, a las órdenes de san Miguel (Ap. 12, 7ss; cf. Dn 10, 13) y a la vez de alabanza victoriosa al Cordero y al Dios sentado en el trono: <<oíd la voz de una multitud de ángeles alrededor del trono; su número era miríadas de miríadas, y decían con fuerte voz: Digno es el Cordero…>> (Ap. 5, 11-12). Al final de la historia, <<cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria>>, estará <<acompañado de todos sus ángeles>> (Mt. 25, 31).

Creer en los ángeles es creer en la cercanía de Dios y en las mil formas que tiene de ayudarnos en nuestro camino. Claro que Dios se nos ha manifestado sobre todo en Cristo Jesús: ahora, como Señor Resucitado, él es nuestro verdadero Pastor y Guía y Guardián. Pero como al lado de Cristo estuvieron los ángeles, desde su nacimiento hasta su Pascua, en sus momentos de crisis y de victoria, la revelación y la liturgia nos quieren convencer de que también están en torno nuestro, misteriosamente, podríamos decir que como <<los amigos del Novio>>, ayudándonos y guiándonos de parte de Dios. Y tanto a lo largo de nuestra vida como sobre todo en el momento de nuestra muerte, el recuerdo de la presencia de los ángeles puede ser válida ayuda para nuestro camino de fe.