MENSAJE DE NAVIDAD 2019

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MENSAJE DE NAVIDAD 2019

La Iglesia a través del papa Francisco nos invita, en este tiempo de gracia a redescubrir y profundizar el sentido de la Navidad. Tratando de contemplar cada una de las figuras que ponemos en el Nacimiento.

El Belén mismo, nos motiva a caminar en nuestra vida concreta por el camino de  Esperanza y la Alegría. A diferencia del camino de desesperanza, tristeza y frustración a la que nos invita una sociedad sin Dios. Esta sociedad, que ha dado la espalda a Dios, va tras la adoración de la creatura, cayendo así en un  vacío existencial.

María nos enseña a saber decir “sí” al Señor para que él haga maravillas en nuestra vida.

José nos invita a la responsabilidad, ante tantos hermanos nuestros que necesitan de nosotros. Nos dice Dios “no temas”, recibe a ese hermano que necesita de ti.

Los pastores que con humildad saben reconocer a Dios en su vida, no encerrados en sí mismos, como los posaderos que no recibieron a la Sagrada Familia, nos invitan esta Navidad a recibir, proteger a los niños por nacer y a tantas familias, que no por no dejar que Dios se encarne en ellos, viven desunidos, en un clima de violencia. Violencia que después se manifiesta en la violencia a las mujeres, en el abuso físico, sexual y verbal, desgraciadamente, promovido y magnificado por algunos medios de comunicación.

La oscuridad de la noche y la estrella de Belén, nos recuerdan que, aunque nuestro mundo esté lleno de oscuridades siempre la luz de Dios nos guiará.

Los Reyes Magos nos invitan a reconocer a nuestro creador, que es Dios y se ha hecho hombre por nosotros. Que vale la pena recorrer el camino de Dios para encontrar luz en nuestras vidas.

Los otros personajes que ponemos en el Belén: el herrero, la panadera, los que trabajan en el mercado, nos muestra que la salvación de Dios llega a todos los hombres y a toda la vida del hombre, hasta los momentos más insignificantes.

Finalmente, el niño Dios en el pesebre, un lugar donde sirve de alimento, nos manifiesta un Dios que se hace hombre y no bastándole eso se nos deja como alimento en la Eucaristía, para fortalecernos y unirnos a Él en este camino de la vida.

Quisiera desear la felicidad a todos, pero esa felicidad solo será posible en aquellos que se dejen impactar por el Misterio de Dios que contemplamos en el Belén.

Es la primera Navidad que vivo en medio de ustedes.

Pido a Dios nos haga vivir su bondad en el amor, en el reino de justicia y de paz, en gestos concretos de amabilidad y generosidad.

Aprovecho esta ocasión para bendecirles y encomendarlos a ustedes y a sus familias a Dios.

 

CARLOS BRISEÑO ARCH, OAR

Obispo de Veracruz