ADVIENTO

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<<Adventus>>, venida, llegada. Se dice del tiempo de preparación de la Navidad. <<El tiempo de Adviento inicia con las primeras vísperas del domingo que cae el 30 de noviembre o es el más próximo a este día, y acaba antes de las primeras vísperas de Navidad>>.

Al inicio del año litúrgico, preparando la celebración de la Navidad, dedicamos unas semanas a contemplar esta venida: a esperarla, a desearla, a prepararla en nuestras vidas y, en definitiva, a celebrarla.

Porque esta venida del Señor no es la ficción de estar esperando como si fuésemos los hombres y mujeres del Antiguo Testamento que no habían visto aún al Mesías. Nosotros sí lo hemos visto, nosotros hemos conocido ya su venida en nuestra historia, hace dos mil años, en Belén. Pero esta venida histórica, que conmemoramos en la Navidad, deja en nosotros el anhelo de una venida más plena. Y por ello, decimos que el Adviento celebra una triple venida del Señor: en primer lugar, la histórica, cuando asumió nuestra misma carne para hacer presente en el mundo la Buena Noticia de Dios; en segundo lugar, la que se realiza ahora, cada día, a través de la Eucaristía y de los demás sacramentos, y a través de tantos y tantos signos de su presencia, comenzando por el signo de los hermanos, y de los hermanos pobres; y finalmente, en tercer lugar, la venida definitiva, al final de los tiempos, cuando llegará a plenitud el Reino de Dios en la vida eterna.

El tiempo de Adviento es el más tardío de todos los tiempos litúrgicos: no existió hasta el siglo V o VI. La fiesta de Navidad nació a principios del siglo IV, y consta por primera vez en un calendario del año 354.

Actualmente, el tiempo de Adviento comienza el cuarto domingo antes de Navidad. Lo que marca, naturalmente, con mayor fuerza el sentido y la vivencia de este tiempo son los domingos, con la distribución de sus lecturas en tres ciclos:

En el evangelio, el primer domingo de los tres ciclos está centrado en la venida definitiva del Señor al final de los tiempos, para realizar la plenitud de su Reino; el segundo y el tercer domingo, el protagonista es Juan Bautista, que nos invita a preparar la venida del Señor; y el cuarto domingo, el evangelio nos presenta las escenas preparatorias del nacimiento de Jesús (el sueño de José, la anunciación, la visitación).

En la primera lectura, leemos cada domingo textos de Isaías y de los demás profetas, que nos anuncian la obra de Dios Salvador y la venida de su Mesías: los tres primeros domingos estas profecías evocan las grandes esperanzas de Israel, mientras que el cuarto, en sintonía con el evangelio, presentan las promesas más directas del nacimiento del Hijo de Dios.

Y finalmente, están los textos de la segunda lectura, tomados de san Pablo o de las otras cartas apostólicas, que nos exhortan a preparar y a vivir la venida del Señor.

Merece la pena aprovechar y vivir este tiempo. Personajes especialmente queridos nos acompañan en el trayecto: el profeta Isaías, el precursor Juan Bautista, los últimos patriarcas como Zacarías, Isabel, José… y, sobre todo, naturalmente, la Virgen María.