SOLIDARIDAD CON LOS HERMANOS

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La mañana de este martes 20 de febrero los medios entrevistaron al Vocero de la Diócesis, el Pbro. Lic. Víctor Manuel Díaz Mendoza sobre el tiempo cuaresmal.

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Estamos en temporada de Cuaresma ¿cuéntenos por qué le llaman así?

Bien es el tiempo litúrgico que nos prepara para nuestra celebración central de nuestra fe que es la Pascua, el triunfo de Cristo sobre la muerte y el pecado. Cuarenta días es un término bíblico, como Israel peregrinó también en el desierto, Jesús fue tentado también en el monte de la cuarentena. Y es un revitalizar nuestra vida de bautizados, eso es la Cuaresma, es decir, darme cuenta que he renacido por el agua y el Espíritu a esa vida nueva de Dios, y tengo que vivir como tal.

El Papa en su mensaje de Cuaresma nos dice que, hay falsos profetas que nos desvían del camino de Dios, él mismo les llama <<charlatanes>> incluso de que nos entretienen y perdemos el camino para ir haciendo la voluntad de Dios.

Entonces el Papa nos invita a volver a la palabra de Dios y a través de las prácticas penitenciales de la iglesia que son bíblicas, la oración incrementarla más a través de la lectura de la Palabra de Dios. Yo invitaría también a través del deber a las personas, desde luego está a nivel personal aquello que nos proponemos, pero leer el “sermón de la montaña”  en Mateo en el capítulo cinco, seis, siete cuál es el discípulo que Cristo quiere que su corazón vaya cambiando para alcanzar la felicidad.

Hay prácticas como el ayuno, la abstinencia que son buenas, van mortificando nuestro cuerpo, pero lo importante está en el cambio del espíritu y la solidaridad con los hermanos. El Papa nos recuerda esos gestos de caridad que no tenemos que olvidar en este caminar de la Pascua, y así preparados llegaremos a la Vigilia Pascual. El Papa dice: <<el cirio en medio de la oscuridad, significa que se disipan las tinieblas, solo Cristo como luz es quien debe guiar nuestra vida>>

Coméntenos,  por costumbre el viernes no se come carne ¿esto de dónde viene?

Es una tradición antiquísima en la iglesia, los primeros cristianos se abstenían de comer carne, ellos se solidarizaban con los pobres, porque era la comida del pobre, llegaban tiraban el anzuelo y era lo que comían.

Pero no es obligatorio comer pescado, porque podemos privarnos de otra cosa. Incluso la iglesia dice obligatorio miércoles de ceniza y viernes santo, los otros viernes pueden ser sustituidos por una oración o una obra de caridad, porque hay un dicho popular “cuando el pobre tiene para carne es vigilia” entonces yo creo en ese sentido, hoy tenemos para comer esto, pues lo pueden comer. Porque la mortificación no solo es, no comer, sino lo que yo ahorro, lo que yo no gasto se lo doy a un pobre, se lo doy a un necesitado, esa es la finalidad de la abstinencia, el sacrificarme y la dimensión social de nuestra fe que muchas veces se nos olvida.