CLAUSURA DEL CURSO ESCOLAR EN EL INSTITUTO JOSÉ GUADALUPE PADILLA LOZANO.

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Mons. Luis Felipe Gallardo Martín del Campos, SDB en compañía con el Pbro. Lic. Víctor Manuel Díaz Mendoza, vocero de la diócesis y párroco en la Catedral de Veracruz, celebraron la eucaristía en el instituto José Guadalupe Padilla Lozano para culminar con el ciclo escolar de este año 2017-2018.

En la eucaristía participaron alumnos del instituto, sus papás, maestros y fieles. Durante la homilía el Obispo les habló a la asamblea sobre la voluntad de Dios y lo importante que es cumplir los mandamientos. Como la eucaristía era dirigida a los niños entre 5 a 12 años les comentó que es necesario obedecer a los padres para que estos puedan protegernos con mayor eficacia, así como Dios lo hizo cuando alejó al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, prometiéndoles unas tierras fructíferas, pero siempre y cuando estos fueran obedientes y cumplieran los mandamientos, que hoy también nosotros debemos observar.

AUDIO COMPLETO
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Texto completo de la homilía:

¿Conocen la biblia? Tiene dos partes, escuchamos dos libros que nos hablan de lo que Dios ha venido realizando para salvarnos del pecado y de la muerte. Decimos que la biblia es una historia de salvación.

¿Y qué leímos hoy? Leímos un pasaje de la historia de un reino, el reino de Israel que se separó del otro reino de Judá, estos dos reinos constituían el pueblo que Dios había salvado de la esclavitud en Egipto, y los liberó y llegó a la tierra prometida, aun territorio donde ya se iban a establecer. Es como cuando nosotros andamos buscando dónde vamos a vivir, ¿dónde vamos a vivir? Y andamos buscando, Bueno pues ellos anduvieron buscando durante 40 años antes de poder llegar a donde se iban a establecer como pueblo.

Y también hizo Dios una alianza de protegerlos si ellos eran obedientes, fíjense ¡eh! Una alianza, Dios prometía proteger a ese pueblo si ellos eran obedientes ¿ustedes son obedientes? ¿Sí o no? –  y contestan los niños – sí, Si ¿verdad? Pues más le vale, porque si no ¿saben qué les puede pasar? Lo que le pasó al reino de Israel en la primera lectura ¡eh!

Aquí el profeta Amos nos dice lo que iba a pasar a ese pueblo por desobediente, fíjense nada más por desobediente; y las desobediencias eran graves porque desconocía a su Dios y salvador, se ponían a adorar a los ídolos a vivir de manera desordenada. Entonces el profeta Amos les advirtió, como luego pasa en casa, cuando papá y mamá nos dicen – cuidado ya haces esto, porque si no ya verás ¡eh! – ¿verdad que los advierten? Nos dicen – obedece, se obediente, no se peleen, en fin tantas cosas. Entonces qué les dice Amos, bueno Amos les dice – les va a pasar esto y esto por desobedientes ¡eh! Porque no obedecen la voluntad de Dios, él les ha dicho con mucha claridad cómo deben vivir, les dio lo que nosotros todavía conocemos y debemos cumplir los 10 mandamientos, ¿verdad?

¿Han oído hablar de los 10 mandamientos? Sí…los 10 mandamientos expresan la voluntad de Dios y fíjense que en el Salmo responsorial hemos leído que la voluntad de Dios es santa, busca nuestro bien, busca nuestra felicidad, cumplir los mandamientos es algo santo, algo bueno. Yo creo que más o menos, por ahí va lo que buscan los papás, papá y mamá buscan que ustedes se porten bien ¿por qué? Porque la voluntad de Dios es santa.

¿Y qué les dice Amos? Pues miren, si ustedes siguen adoran a los ídolos, si ustedes se olvidan de Dios, si ustedes no cumplen su voluntad pues va a venir un pueblo poderoso y nos va a derrotar, se van a tener que ir de esclavos otra vez, que nos llevan a trabajo forzado, pierden su libertad y pues muchos van a morir ahí, en esa lucha, en esa guerra.

Pero hay un evangelio también, la segunda lectura que nos dice a qué cosa está dispuesto Dios, si nos arrepentimos, si nos empezamos a portar bien, si empezamos a ser obedientes. Dios está dispuesto en primer lugar a perdonarnos; es cierto que a veces papá y mamá nos perdonan cuando hacemos alguna travesura ¡eh! Les decimos – ya me voy a portar bien – y nos  perdonan.

Bueno Dios es un padre bueno que nos perdona siempre que nosotros estamos dispuestos a obedecer, a arrepentirnos, a cambiar, a ser obedientes, y aquí nos pone este ejemplo, que llevaron a Jesús a un paralítico y cuando llegó el paralítico, viendo su buena fe, su buena voluntad, Jesús mismo le dice – tus pecados te son perdonados – ni siquiera le había dicho nada el paralítico a Jesús, pero Jesús que se daba cuenta de lo que había en su mente, en su corazón le dice luego luego esas palabras << tus pecados te son perdonados>>. Y algunos se escandalizaron y dijeron pero si solo Dios perdona los pecados ¿cómo es que tú te atreves a perdonar los pecados? Y Jesús les dice algo que va a demostrarles que él tiene el poder de perdonar los pecados ¿y por qué Jesús tiene el poder de perdonas los pecados? Porque allí en ese Jesús está presente el Hijo de Dios que se hizo hombre, nació de la virgen María. Entonces como Dios tiene ese poder y se lo da a ese Jesús en el que vive el Hijo de Dios, allí presente en él, y les demuestra para que vean que yo tengo el poder de perdonar los pecados, le voy a decir al paralítico – levántate toma tu camilla y vete a tu casa – y paralítico se curó de no poder moverse, se curó, y con ese milagro Jesús demuestra que él tiene el poder de perdonar los pecados.

Esto es importante que lo escuchemos y lo captemos bien. A veces la gente dice – y por qué me tengo que confesar con el padrecito – si solo es un hombre, por qué a él le tengo que decir mis pecados  y él me tiene que decir que me perdona, yo me confieso con Dios. ¡Ah! Bueno estamos haciendo ahí lo mismo que hacían los judíos, estamos dudando de que el sacerdote tenga ese poder de perdonar los pecados. ¿Y quién le dio ese poder al sacerdote? Nada menos que ese mismo Jesús que curó al paralítico, ese mismo Jesús que le perdonó los pecados.

Fíjense que el día de la Resurrección ¡eh! Una señal portentosa que realmente que en Jesús estaba presente el Hijo de Dios cuando resucitó Jesús de los muertos, fue Jesús resucitado a donde estaban los apóstoles y les dio el poder de perdonar los pecados, les dijo – reciban al Espíritu Santo, a quienes les perdonen los pecados les serán perdonados, y a quienes no se los perdonen no les serán perdonados.

Entonces nos damos cuenta ¿por qué los seres humanos cuando reciben ese don de la ordenación sacerdotal? Reciben el don de hacer lo que Jesús les concedió, perdonar los pecados, como también celebrar la misa como lo estamos haciendo, porque Jesús en la última cena, después que  les dijo <<este es mi cuerpo, esta es mi sangre>> les dijo <<hagan esto en memoria mía hasta que yo regrese>> y desde entonces el sacerdote celebra la misa, y se celebra para el perdón de los pecados. Fíjense lo vamos a repetir ahora en la misa que Jesús da la vida, que Jesús muere, entrega su cuerpo y su sangre para el perdón de los pecados, y ese poder de perdonarlos se lo dejo a los apóstoles y de los apóstoles hasta nuestro tiempo.

Entonces ve aquí tenemos esas dos lecturas y una gran enseñanza, la voluntad de Dios es santa tenemos que obedecer la voluntad de Dios, cumplir los mandamientos, sino nos pueden pasar muchas cosas malas como le pasó al reino de Israel, en cambio, si nos arrepentimos de nuestras desobediencias, de nuestros pecados y cambiamos de vida podemos pedirle a Jesús a través de la confesión, ustedes irán aprendiendo cómo es eso poco a poco, de los sacramentos, pueden pedirle perdón a Dios y Dios les va a perdonar para que ustedes sean mejores, porque la voluntad de Dios es santa.