HOMILÍA “VIVAMOS EN LA PRESENCIA DEL SEÑOR”

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Vivamos en la presencia del Señor.

Evangelio de Mt. 25, 1-13

28 de agosto del 2020

Queridos hermanos.

Hoy, que estamos celebrando la fiesta de nuestro padre san Agustín, se nos presenta un evangelio que puede ser muy sugerente para todos nosotros.

El Señor nos habla de las vírgenes prudentes y las vírgenes no prudentes, las vírgenes previsoras y aquellas que eran indolentes, que no eran responsables; las responsables y las irresponsables.

De alguna manera todos estamos llamados a vivir en plenitud el reino de Dios y todos hemos recibido un aceite, un aceite que es la gracia de Dios, sobre todo, los dones que Dios nos ha dado a través de la vida, ese es nuestro aceite, y cada uno de nosotros tenemos que ver qué hace con esos dones, cómo administra ese aceite y cómo utilizarlo, de tal manera que cuando llegue el esposo nosotros podamos enfrentarnos a la oscuridad de la muerte con la luz de Cristo, para llegar a la vida.

Para eso, tenemos que hacer un buen uso de ese aceite, es decir, un buen uso de esos dones que hemos recibido, porque esos dones son los que nos van a permitir realizar nuestra vida, los dones que Dios ha puesto en cada uno de nosotros. Y estos dones son los que de alguna manera nos impulsan a vivir en la libertad como hijos de Dios.

Y quién nos ayuda o quién nos ilumina para que nosotros podamos utilizar ese aceite, esos dones que hemos obtenido para nuestra realización, pues es Dios, y es precisamente la cruz de Nuestro Señor Jesucristo.

Hoy, san Pablo nos dice, que somos también ciudadanos de ese cielo y tenemos que tener los criterios de ese cielo y el  criterio para poder vivir y conservar ese aceite, es la cruz de Nuestro Señor Jesucristo, vivir el misterio de la cruz. Para los judíos era un escándalo y para los paganos una locura, pero para nosotros es la fuerza de Dios y la sabiduría de Dios.

Por eso, san Agustín durante su vida fue un buscador de la verdad, anduvo buscando la verdad, buscando cómo conservar ese aceite, al final de cuentas lo encontró en Cristo Jesús revelado en el evangelio.

También nosotros estamos llamados a vivir esa continua conversión y esa búsqueda incansable de Dios. A Dios lo vamos a encontrar en lo más íntimo de lo íntimo de nosotros. Por eso, san Agustín decía, no quieras ir fuera, entra en ti y trasciéndete a ti, y esa es la mirada que debemos de tener para poder vivir en esa libertad de hijos de Dios.

Pidámosle a este gran santo de la Iglesia, que interceda por nosotros, para que como él nosotros podamos seguir buscando cada día a Cristo en nuestra vida, y sobre todo vivir en su presencia, y encontrarlo para poder utilizar ese aceite que nos ha dado.

El aceite que Dios nos dio a cada quien, pues solo sirve para nosotros, por eso nosotros no lo podemos tomar de alguien, sino que cada uno es responsable de su propia vida, y lo que hagamos Dios lo va a valorar, y lo que no hagamos, también.

Seamos responsables con nuestra vida espiritual y tratemos de vivir en esa presencia de Dios.

Como les dije, les invito a vivir ese acto penitencial para reconocer ante el Señor nuestros pecados y poder recibir de Él su gracia y su perdón.

Que el Señor nos conceda vivir siempre en esa actitud de conversión.

Que así sea.